LA ESCORIA POLÍTICA QUE QUIERE VOLVER

El Perú se prepara para las elecciones del 2026, pero las listas de precandidatos parecen más un prontuario judicial que una oferta política. Prófugos, condenados, inhabilitados y procesados encabezan las planchas de al menos nueve partidos.


Los mismos corruptos de siempre, los que arruinaron el país, ahora quieren volver a gobernarlo.

Ahí está Vladimir Cerrón, prófugo por lavado de activos, buscando la presidencia desde la clandestinidad. El “Lagarto” Vizcarra, inhabilitado y aún pretendiendo ser vicepresidente con su hermano a la cabeza. Arturo Fernández, exalcalde prófugo por difamación, con su hermana como candidata presidencial.


Y la lista sigue. Corruptos, violentos, abusadores y oportunistas disfrazados de salvadores. En el papel, todos hablan de “reconstruir el país”, pero en la práctica, son los mismos que lo hundieron. Quienes cobraron cupos, manipularon nombramientos o se enriquecieron desde el poder, ahora prometen “cambiar las cosas”.


El problema no es solo que existan, sino que aún hay quienes les creen. El Perú necesita despertar. Porque si seguimos votando por los mismos delincuentes con otro color de camiseta, nos seguirán robando en nuestras propias narices.

Un cambio de ciclo es totalmente necesario para borrar de la política a los corruptos de siempre. El 2026 no puede ser una repetición del pasado,  tiene que ser el año en que los peruanos digamos basta, y empecemos una nueva etapa con líderes limpios, capaces y valientes.

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