En el norte estamos cansados de que los sinvergüenzas de siempre regresen como si no hubieran hecho nada. Martín Vizcarra, con más de 40 investigaciones encima, se vuelve a mover para ser candidato político. Y no lo hace solo. Lo hace desde el mismo sitio donde empezó: Moquegua.
Según el Frente Anticorrupción de esa región, Vizcarra ha sembrado a su gente en el GORE Moquegua. ¿El objetivo? Financiar su partido con plata del Estado. Asesores fantasmas, contratos dirigidos, operadores reciclados. El mismo guion de siempre.
Y mientras eso pasa, en el norte seguimos esperando obras, agua, seguridad.
Pero para los “lagartos” del poder, eso nunca es prioridad.
Vizcarra no representa al pueblo, representa la corrupción en el Poder Judicial por medio de Gorriti, representante de los más grandes robos en la historia del Perú con Odebrecht y representante de miles de muertes por COVID, mientras hacía negocios con la salud de los peruanos.
Y todavía, los medios tienen el descaro de presentarlo como “centro político”.
Ya basta. El Perú no puede seguir repitiendo el mismo ciclo de corrupción.
Es tiempo de ponerle fin. Es tiempo de un cambio de ciclo real.